jueves, 28 de julio de 2011

Historia de la aparicion de la Virgen de Candelaria


Tal y como señala Fray Alonso de Espinosa en su Historia de Nuestra Señora de Candelaria, es difícil averiguar la fecha precisa de la aparición de la virgen dado que el relato de este hecho fue pasando de boca en boca sin una constatación escrita. No obstante Fray Alonso de Espinosa señala como probable la fecha de 1400 (105 años antes de la evangelización de la isla). La imagen de la virgen apareció en un lugar desierto y muy seco a la orilla de la mar, junto a una playa de arena en la que desemboca un barranco. El relato de la aparición narrado por la fuente documental más directa[1] es el siguiente: 

“Yendo dos naturales por aquella costa repastando su ganado, habiendo de pasar por aquella playa, llegando el ganado, que por la playa iba derramado, a la boca del barranco, se espantó y, no queriendo pasar, remolinaba. Uno de los pastores, creyendo que su ganado se espantaba porque sentía gente y pensando que fuesen algunos naturales que le querían robar (...) para certificarse pasó adelante y mirando hacia aquella parte del barranco, vio la santa imagen que estaba en pie sobre una peña (... Y porque entre ellos era costumbre que, si topaban alguna mujer a solas y en un lugar solitario no la hablaban, porque incurrirían en pena de muerte, le hizo señas para que se apartase, porque su ganado que remolinaba tuviese lugar de pasar. Pero como la imagen no hiciese movimiento alguno, ni respondiese palabra, amohinóse el pastor y acudió a sus acostumbradas armas, que eran piedras y, haciendo de una, levantó el brazo, y fuese para amenazarle, o para tirarle con ella.
 Y así como levantó el brazo, yendo a desembrazar para hacer su tiro, se le quedó, yerto y extendido sin poderlo rodear. El otro compañero, habiendo visto lo que pasaba, y no quedando escarmentado, cobrando atrevimiento de que no había mudamiento ni voz y de que, aunque hablaban al bulto o imagen, no respondía, quiso hacer nueva experiencia, aunque a costa suya y de ver si era cosa viva; Y llegándose cerca con más miedo que vergüenza, tomó una tabona, que es una piedra prieta y lisa como azabache que, herida una con otra, se hace en rajas y queda con filo como navaja, con que sangran y sajan; tomando pues, esta piedra se llegó a la santa imagen para quererle cortar un dedo de la mano, por satisfacer a su ignorancia y ver si sentía; Y poniendo el dedo de la imagen sobre el suyo y comenzando a cortar en él, hallándose el necio burlado porque la herida se daba a sí propio en sus dedos, sin hacer daño a la mano de la santa imagen (...) Estos fueron los dos primeros milagros que esta Señora, para bien de los naturales hizo en ellos mismos, y confirmólos después, como se verá”. Los pastores admirados, deciden comunicar el hecho al mencey de Güimar, tierra de la que eran vasallos y donde la imagen apareció. Este convoca a sus nobles y vasallos en el Tagoror y deciden visitar el lugar indicado. Cuenta Fray Alonso de Espinosa, el asombro que causaba la contemplación de la imagen al no ver en ella movimiento alguno. Deciden llevarla a casa del rey a pesar del miedo que les causaba esa extraña mujer vestida con ropas para ellos desconocidas. Fueron los pastores que la hallaron los primeros en alzar la imagen y en ese instante se curaron de sus males. A continuación todos querían cargar con ella pero era tan pesada que pronto pedían socorro [2] para que les ayudasen a portearla. La depositaron en la cueva del rey de Güimar donde fue agasajada con pieles de cabra y oveja. El mencey ordenó comunicar el hallazgo y el milagro ocurrido a los restantes menceyatos. Reunidos todos los menceyes (Taoro, Abona, Adeje, Anaga, Tegueste y Tacoronte) acuerdan rendir obediencia y admiración a esta imagen “que aquello debía ser alguna cosa del cielo, y como tal fuese reverenciada”[3]. La imagen permaneció en la cueva del mencey de Güimar durante treinta o cuarenta años. Es ahora el momento en el que aparece la persona de Antón, lugareño que fue apresado por los españoles y educado en la fe cristiana. Narra Fray Alonso de Espinosa que alrededor de 1420 Fuerteventura y Lanzarote ya estaban evangelizadas y que con frecuencia salían de ella moradores en navíos a saltear y llevar presos cautivos. Uno de ellos fue un muchacho que hallaron pescando en las costas de Güimar, al que bautizaron con el nombre de Antón. Años más tarde, Antón es liberado y regresa al menceyato de Güimar. Allí le muestran la imagen que con tanto cuidado custodiaban, al verla se postra de rodillas ante ella e indica a los presentes que hagan lo mismo. En este momento Antón predica el bien, el tesoro y las virtudes de esta imagen. Les explica que con esta señora, patrona no tienen nada que temer, que es la madre del sustentador del cielo y la tierra. Por consejo de Antón, los menceyes deciden darle una morada más digna en la cueva de Achbinico, hoy llamada cueva de San Blas. Antón fue el guardián de esta ermita y empezaron a celebrarse fiestas como las de Febrero al terminar las sementeras[4] y la de Agosto después de la recogida de las cosechas. En esta memorable fiesta se vio sobre la arenosa playa una procesión católica, siendo paseada la imagen a hombros de los menceyes de Taoro, Güimar, Anaga y Tacoronte.




martes, 26 de julio de 2011

María Auxiliadora (Arafo)

La historia de la llegada de María Auxiliadora a Arafo es singular y se remonta a finales del 1800.  De Italia partían en barco los primeros misioneros salesianos. Una embarcación zarpó hacia Barcelona y, al atravesar el Mediterráneo y el estrecho de Gibraltar, hizo escala en Tenerife. El abastecimiento de alimentos, agua y los trabajos de reparación de la barco, duraron meses.
Don Cagliero formaba parte de esta expedición y junto  a los otros sacerdotes salesianos ofrecieron su servicio en varios pueblos e iglesias de la isla, dando a conocer a María Auxiliadora.
Después de algunos años de su partida, en 1906, algunos feligreses de Arafo se empeñaron en tener una imagen de María Auxiliadora y por medio del sacerdote Reboso Ayala la pidieron a don Rúa. En Barcelona, donde ya estaban los salesianos con escuelas y talleres, prepararon la imagen y la enviaron a Villa de Arafo.
María Auxiliadora se había abierto camino sola en este País, donde no había ni salesianos ni   fma.
El 30 de mayo, pues, para poder dar gracias por los 100 años de presencia de María Auxiliadora, la plaza del pueblo se preparó de fiesta y allí tuvo lugar la solemne Celebración Eucarística al final de la cual  se procedió a la coronación del Niño y de la Madre por el Obispo Nivariense don Bernardo Álvarez. Estaban presentes muchos salesianos, fma, representantes de asociaciones. Todo se vivió con gran emoción y agradecimiento a la Virgen.Video de María Auxiliadora

Historia de María Auxiliadora


María AuxiliadoraHistoria de la devoción a María Auxiliadora en la Iglesia AntiguaLos cristianos de la Iglesia de la antigüedad en Grecia, Egipto, Antioquía, Efeso, Alejandría y Atenas acostumbraban llamar a la Santísima Virgen con el nombre de Auxiliadora, que en su idioma, el griego, se dice con la palabra "Boetéia", que significa"La que trae auxilios venidos del cielo". Ya San Juan Crisóstomo, arzobispo de Constantinopla nacido en 345, la llama "Auxilio potentísimo" de los seguidores de Cristo. Los dos títulos que más se leen en los antiguos monumentos de Oriente (Grecia, Turquía, Egipto) son: Madre de Dios y Auxiliadora. (Teotocos y Boetéia). En el año 476 el gran orador Proclo decía: "La Madre de Dios es nuestra Auxiliadora porque nos trae auxilios de lo alto". San Sabas de Cesarea en el año 532 llama a la Virgen "Auxiliadora de los que sufren" y narra el hecho de un enfermo gravísimo que llevado junto a una imagen de Nuestra Señora recuperó la salud y que aquella imagen de la"Auxiliadora de los enfermos" se volvió sumamente popular entre la gente de su siglo. El gran poeta griego Romano Melone, año 518, llama a María"Auxiliadora de los que rezan, exterminio de los malos espíritus y ayuda de los que somos débiles" e insiste en que recemos para que Ella sea también "Auxiliadora de los que gobiernan" y así cumplamos lo que dijo Cristo: "Dad al gobernante lo que es del gobernante" y lo que dijo Jeremías: "Orad por la nación donde estáis viviendo, porque su bien será vuestro bien". En las iglesias de las naciones de Asia Menor la fiesta de María Auxiliadora se celebra el 1º de octubre, desde antes del año mil (En Europa y América se celebre el 24 de mayo). San Sofronio, Arzobispo de Jerusalén dijo en el año 560: "María es Auxiliadora de los que están en la tierra y la alegría de los que ya están en el cielo". San Juan Damasceno, famoso predicador, año 749, es el primero en propagar esta jaculatoria: "María Auxiliadora rogad por nosotros". Y repite: "La "Virgen es auxiliadora para conseguir la salvación. Auxiliadora para evitar los peligros, Auxiliadora en la hora de la muerte". San Germán, Arzobispo de Constantinopla, año 733, dijo en un sermón: "Oh María Tú eres Poderosa Auxiliadora de los pobres, valiente Auxiliadora contra los enemigos de la fe. Auxiliadora de los ejércitos para que defiendan la patria. Auxiliadora de los gobernantes para que nos consigan el bienestar, Auxiliadora del pueblo humilde que necesita de tu ayuda".
La batalla de Lepanto.En el siglo XVI, los mahometanos estaban invadiendo a Europa. En ese tiempo no había la tolerancia de unas religiones para con las otras. Y ellos a donde llegaban imponían a la fuerza su religión y destruían todo lo que fuera cristiano. Cada año invadían nuevos territorios de los católicos, llenando de muerte y de destrucción todo lo que ocupaban y ya estaban amenazando con invadir a la misma Roma. Fue entonces cuando el Sumo Pontífice Pío V, gran devoto de la Virgen María convocó a los Príncipes Católicos para que salieran a defender a sus colegas de religión. Pronto se formó un buen ejército y se fueron en busca del enemigo. El 7 de octubre de 1572, se encontraron los dos ejércitos en un sitio llamado el Golfo de Lepanto. Los mahometanos tenían 282 barcos y 88,000 soldados. Los cristianos eran inferiores en número. Antes de empezar la batalla, los soldados cristianos se confesaron, oyeron la Santa Misa, comulgaron, rezaron el Rosario y entonaron un canto a la Madre deMaría AuxiliadoraDios. Terminados estos actos se lanzaron como un huracán en busca del ejército contrario. Al principio la batalla era desfavorable para los cristianos, pues el viento corría en dirección opuesta a la que ellos llevaban, y detenían sus barcos que eran todos barcos de vela o sea movidos por el viento. Pero luego - de manera admirable - el viento cambió de rumbo, batió fuertemente las velas de los barcos del ejército cristiano, y los empujó con fuerza contra las naves enemigas. Entonces nuestros soldados dieron una carga tremenda y en poco rato derrotaron por completo a sus adversarios. Es de notar, que mientras la batalla se llevaba a cabo, el Papa Pío V, con una gran multitud de fieles recorría a cabo, el Papa Pío V, con una gran multitud de fieles recorría las calles de Roma rezando el Santo Rosario. En agradecimiento de tan espléndida victoria San Pío V mandó que en adelante cada año se celebrara el siete de octubre, la fiesta del Santo Rosario, y que en las letanías se rezara siempre esta oración: MARÍA AUXILIO DE LOS CRISTIANOS, RUEGA POR NOSOTROS.
El Papa y Napoleón.El siglo pasado sucedió un hecho bien lastimoso: El emperador Napoleón llevado por la ambición y el orgullo se atrevió a poner prisionero al Sumo Pontífice, el Papa Pío VII. Varios años llevaba en prisión el Vicario de Cristo y no se veían esperanzas de obtener la libertad, pues el emperador era el más poderoso gobernante de ese entonces. Hasta los reyes temblaban en su presencia, y su ejército era siempre el vencedor en las batallas. El Sumo Pontífice hizo entonces una promesa: "Oh Madre de Dios, si me libras de esta indigna prisión, te honraré decretándote una nueva fiesta en la Iglesia Católica". Y muy pronto vino lo inesperado. Napoleón que había dicho: "Las excomunionesVII decretó que en adelante cada 24 de mayo se celebrara en Roma la fiesta de María Auxiliadora en acción de gracias a la madre de Dios.
San Juan BoscoSan Juan Bosco y María Auxiliadora.El 9 de junio de 1868, se consagró en Turín, Italia, la Basílica de María Auxiliadora. La historia de esta Basílica es una cadena de favores de la Madre de Dios. su constructor fue San Juan Bosco, humilde campesino nacido el 16 de agosto de 1815, de padres muy pobres. A los tres años quedó huérfano de padre. Para poder ir al colegio tuvo que andar de casa en casa pidiendo limosna. La Sma. Virgen se le había aparecido en sueños mandándole que adquiriera "ciencia y paciencia", porque Dios lo destinaba para educar a muchos niños pobres. Nuevamente se le apareció la Virgen y le pidió que le construyera un templo y que la invocara con el título de Auxiliadora.
Empezó la obra del templo con tres monedas de veinte centavos. Pero fueron tantos los milagros que María Auxiliadora empezó a hacer en favor de sus devotos, que en sólo cuatro años estuvo terminada la gran Basílica. El santo solía repetir: "Cada ladrillo de este templo corresponde a un milagro de la Santísima Virgen". Desde aquel santuario empezó a extenderse por el mundo la devoción a la Madre de Dios bajo el título de Auxiliadora, y son tantos los favores que Nuestra Señora concede a quienes la invocan con ese título, que ésta devoción ha llegado a ser una de las más populares.
San Juan Bosco decía: "Propagad la devoción a María Auxiliadora y veréis lo que son milagros" y recomendaba repetir muchas veces esta pequeña oración: "María Auxiliadora, rogad por nosotros". El decía que los que dicen muchas veces esta jaculatoria consiguen grandes favores del cielo.